Hablar de yoga es entrar en un exuberante terreno lleno de matices en el que, además, siempre hay margen para aprender algo nuevo. Vivir y sentir el Hatha yoga tiene ese valor añadido de transformar a quien se acerca, incluso tímidamente, como si prendiera una llama que le acompañará siempre. Ese es uno de los aspectos más atractivos y fascinantes de esta bella disciplina, aunque la inmensidad del conocimiento que encierra puede generar ciertas dudas, sobre todo por la falta de consenso con respecto a algunos términos.
Con esta serie de artículos titulada “Hacia un aprendizaje transformativo” queremos dar comienzo a un viaje para aprender todos juntos explorando distintos aspectos del yoga. Queremos lograr, en el camino, una transformación a nivel personal y también en nuestra relación con el yoga. Empezamos con el Hatha yoga.
Hatha yoga
El término “Hatha” engloba todo lo que hoy conocemos como yoga y que incluye un trabajo combinado de ejercicios respiratorios, meditativos, energéticos y físicos. Como apunta Danilo Hernández en su libro Claves del yoga, el Hatha yoga “es un sistema muy elaborado de técnicas psico-fisiológicas”. Es un sistema que incluye “posturas (asanas), llaves energéticas (bandhas), gestos psíquicos (mudras), ejercicios respiratorios (pranayama) y de purificación interna (shatkarmas)”. Por su parte, Georg Feuerstein explica que el objetivo del Hatha yoga es “alcanzar la autotransformación y la autotrascendencia mediante una ardua purificación física y el fortalecimiento propio”.
Estas descripciones encajan con la mayor parte de los estilos actuales de yoga: hatha, ashtanga, iyengar, kundalini, vinyasa, power…, que incluyen entre sus prácticas varios de dichos elementos.
Origen del Hatha yoga
El Hatha yoga tiene sus raíces en la tradición del Tantra y está especialmente vinculado con la figura del maestro Gorakhnath (también conocido como Gorakhnatha). En torno al s. VI d.C., un sector del tantrismo no estaba de acuerdo con algunas de las prácticas abusivas que se llevaban a cabo en nombre de la espiritualidad, por lo que surgió la escuela Nath. Gorakhnath y sus discípulos tomaron algunas de las técnicas psico-fisiológicas del Tantra y las sistematizaron, asentando así las bases de lo que hoy se denomina Hatha Yoga.
Yoga físico
La palabra hatha significa “fuerza” o “vigoroso”, por lo que el Hatha yoga suele conocerse como el “yoga físico”. Desgranando un poco más el término, descubrimos que ha significa “luna” y tha significa “sol”, esa suerte de polaridad que simboliza la unión de la fuerza vital y la fuerza mental, del cuerpo y la mente, para despertar la energía espiritual conocida como kundalini.
Por eso, en el Hatha yoga la disciplina comienza en el plano físico, buscando trabajar el cuerpo, la respiración (pranayama) y el prana (la energía) para poder controlar la mente. Solo con un cuerpo fuerte, purificado y preparado, el practicante podrá caminar hacia la liberación.
Hatha yoga y hatha vinyasa yoga
Al echar un vistazo al panorama actual del yoga nos encontramos con multitud de estilos. Y es que varios maestros pertenecientes a diversos linajes dedicaron su vida a estudiar y analizar el yoga. Esto les dotó de unas características propias producto de sus aprendizajes transformativos. Con unas raíces comunes dentro del árbol genérico del Hatha yoga, podemos encontrar muchas ramas (estilos) que poseen elementos similares pero con rasgos distintivos y objetivos muy concretos. Dentro de ese gran árbol del yoga, como a B.S.K. Iyengar le gustaba denominarlo, hoy nos vamos a centrar en el hatha yoga y en el hatha vinyasa yoga.
Hatha tradicional
El hatha tradicional es un estilo más estático, más pausado, en el que se explora profundamente la respiración dentro de cada postura (asana). En este estilo se analiza el alineamiento físico para sentir el cuerpo más presente y conectado con la respiración. Así, las posturas se mantienen más tiempo, observando, respirando y dejando que “hablen” al alumno”.
Que tenga un ritmo más lento no significa que sea suave. De hecho puede llegar a ser muy intenso a nivel físico y respiratorio. Esto favorece estados meditativos en la postura y una conexión muy profunda con las sensaciones corporales, que van apareciendo a medida que se avanza en la práctica. Grandes maestros del hatha fueron Swami Sivananda, Swami Vishnudevananda y B.S.K. Iyengar.
Hatha vinyasa
Por su parte, el hatha vinyasa o hatha yoga vinyasa, evoluciona a partir del hatha tradicional y del linaje de Krishnamacharya. Este es un estilo mucho más dinámico y fluido. En él, prima el concepto de vinyasa, es decir, la conexión y sincronización entre el movimiento y la respiración. En estas clases encontramos un hilo conductor que enlaza las posturas y las distintas fases de la práctica. Se crea así una composición física, energética y mental que conecta al practicante con el presente. Cada parte de la práctica está vinculada con la siguiente, creando en su conjunto una partitura corporal y respiratoria.
De esta manera, si bien ambos estilos persiguen la conexión entre el cuerpo, la respiración y la mente, la diferencia principal entre el hatha y el hatha vinyasa es que el primero es un estilo más estático con un ritmo más pausado, con menos posturas pero mantenidas durante más tiempo para meditar y observar los efectos en el cuerpo y en la mente, mientras que el segundo es un estilo más fluido y dinámico, buscando la meditación en movimiento, con más posturas que se van encadenando a modo de una danza energética y somática.
Hacia un aprendizaje transformativo
En nuestro viaje por el mundo del yoga, a veces sucede que nace una inquietud a modo de llama que ilumina nuestro interior. Una luz que nos atrae, que nos invita a ir un paso más allá de los límites de nuestra esterilla para transformar nuestra relación con el yoga. Y entonces la idea de dar ese paso nos lleva a plantearnos si es el momento de avanzar en nuestra práctica poniendo el foco en la enseñanza.
Muchos practicantes se encuentran en una fase del camino yogui que les guía a compartir con otros yoguis y yoguinis su propia experiencia transformativa. Y esa experiencia es fundamental, ya que se puede emplear como una potente herramienta que le ayudará si finalmente decide formarse como profesor. Además, la posibilidad de formarse como profesor, le brindará una oportunidad para cambiar sus propias creencias, para desaprender lo aprendido y poder transmitir esa sabiduría a los que serán sus alumnos.
Estos dos elementos, la experiencia propia y la capacidad de cambiar las creencias, son dos pilares fundamentales en las formaciones de Yoga Evolution School. No solo se persigue formar a futuros profesores, sino que el objetivo es ayudarles a transformarse por medio del aprendizaje, buscar ese ingrediente extra que les ayude a destacar en sus clases y, además, en su vida personal y profesional. Porque aprender, de verdad, transforma.
Transforma tu aprendizaje
Si sientes esa llamada, puedes aprovechar a unirte a la comunidad de Yoga Evolution School en la nueva convocatoria anual de noviembre de 2020. Estos tiempos de cambios nos han servido para transformarnos como escuela y poder ofrecer nuevas modalidades para que cada alumno escoja la que más se ajuste a sus necesidades. Hay posibilidad de formarse de manera presencial (entre semana o un fin de semana al mes), online en directo y también está la opción de hacerlo online en diferido con un/a tutor/a personal. Nuestra formación, avalada por la Asociación Internacional Yoga Alliance y la International Mindfulness Teachers Association, puede ser el primer paso hacia un cambio de rumbo en tu senda yogui.
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Hola, buenas noches, he leído en esta web (https://www.yogui.yoga) que algunas posturas son bueno para paliar los síntomas de la menopausia, pero me gustaría saber si el hecho de practicar yoga, puede también paliar los síntomas, y si solo es realizando esas posturas en concreto.
Me gustaría saber si es cierto y si sabes algún lugar en Barcelona donde hacer clases con este objetivo.
Hola, Etiam. Muchas gracias por tu comentario y tu pregunta. Hay estudios (por ejemplo: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21903710/) que demuestran que la práctica de yoga tiene efectos muy positivos para mujeres con síntomas de menopausia. Lo importante es que escuches al cuerpo y que sepas conectar con tu respiración, ya que te ayudará cuando los síntomas sean más intensos. Algunas mujeres con menopausia prefieren practicar estilos más intensos como Ashtanga o algunos estilos de Vinyasa, pero otras se sienten más cómodas con estilos menos dinámicos, como Iyengar, Yin o Viniyoga. Te recomendamos probar para que tú misma sientas cuál es el que sientes más adecuado para ti, con el que tu cuerpo se siente más cómodo. Estamos seguros de que en Barcelona encontrarás centros que se ajusten a lo que buscas. Namasté.